Ya a comienzos de los 70 y sobre todo, a mediados de esa década, se vislumbrabael cambio de régimen en el Estado español, la dictadura dejaba paso a una democracia burguesa nacida de la reforma del Régimen y no de la ruptura política. Para provocar que el proceso de cambio fuerairreversible, acelerarlo y mantener la ruptura en Euskal Herria, la organización ETA decide la ejecución del Almirante Carrero Blanco, sucesor del Dictador al frente de la jefatura del Estado español.
Ya a comienzos de los 70 y sobre todo, a mediados de esa década, se vislumbrabael cambio de régimen en el Estado español, la dictadura dejaba paso a una democracia burguesa nacida de la reforma del Régimen y no de la ruptura política. Para provocar que el proceso de cambio fuerairreversible, acelerarlo y mantener la ruptura en Euskal Herria, la organización ETA decide la ejecución del Almirante Carrero Blanco, sucesor del Dictador al frente de la jefatura del Estado español.
Para afrontar la nueva situación surgieron, en el debate interno de ETA, dos posturas que, a grandes rasgos y de manera somera, se pueden resumir como sigue:
1-La primera inspirada en el modelo organizativo de los tupamaros uruguayos, propone una estructura político-militar: ETA (pm). Los organismos políticos y militares actuarán autónomamente a nivel de base pero desarrollarán su actividad bajo una dirección única. En Enero de 1975 se crean organizaciones de masas para funcionar en el campo de la acción política. Para los polimilis, vista la imposibilidad de una victoria militar, la lucha armada debe basarse en el concepto de “guerra de desgaste”, que obligue al enemigo a una negociación política. Ya en 1976, se evidencia la necesidad de crear un partido vanguardia que dirija el proceso de liberación y que actúe en el nuevo marco legal. La lucha armada pasa a ser el garante de las conquistas de la clase trabajadora.
2-La segunda, el sector más reducido. Compuesto por militantes del Frente Militar, sostienen que la crisis del sistema llevará a la creación de instituciones democráticas, partidos políticos, sindicatos… y que será importante participar en ellos. Sin embargo la lucha armada seguirá conservando una función determinante. Así, los milis proponen una separación entre la organización armada y las organizaciones obreras. Los milis creen que un partido de “vanguardia”, que actúa en la legalidad y dirige el proceso, corre el riesgo de ser asimilado por parte del reformismo burgués. Para éstos, la lucha armada es el único elemento inaceptable para la burguesía y por lo tanto, la única garantía de alcanzar los objetivos finales.
Ambas concepciones, mili y polimili, marcarán,bien o mal, los distintos procesos negociadores que se han dado con el Gobierno español. En función de cómo se conciba la forma de liderar la liberación nacional ylas personas que se encuentren en esos momentos al frente de la organización, se actúa de una manera u otra. Tan sutil como importante.
Los planteamientos mili y polimili no se pueden contemplar como líneas irreconciliables, más bien todo lo contrario, la interrelación es un hecho como lo demuestra la realidad actual. El tiempo, el análisis, y la práctica, unirán las dos ramas de ETA en una sola organización en la que sus miembros estarán marcados por sus vivencias personales, muy distintas quizá, pero que no serán un inconveniente para proseguir juntos el camino hacia la libertad de Euskal Herria.
Hay tres procesos de negociación especialmente importantes para ver la evolución de ETA en cuanto a su concepto de negociación, sobre quién lo debe liderar y qué papel adquiere la lucha armada en cada situación concreta.Los tres procesos negociadores claves para entender lo que planteamos son los siguientes:
1-El proceso de Argel.
2-La tregua durante los acuerdos de Lizarra-Garazi.
3-Las negociaciones de Loyola
ARGEL, EL PRIMER SALTO HACIA UN PROCESO NEGOCIADOR.
Allá por el año 1988 y en concreto el 8 de Enero, ETA declara una tregua unilateral. Comienza un período en que las dos partes, Gobierno y ETA, se enfrentarán en el terreno del diálogo directo. La necesidad de establecer unas reglas llevará a ETA a dar un margen de confianza al Estado español, en el que no todos están de acuerdo con el diálogo con la organización armada.La aceptación por parte de ETA de una tregua unilateral representa un repliegue en sus propias posiciones, ante la posibilidad de llevar al Gobierno español a un diálogo político directo, que hasta entonces Madrid siempre había negado.
Para ETA, la negociación se situaba en el contexto de la estrategia de guerra prolongada de desgaste. Frente a tesis insurreccionistas de su primera época, habían entendido, ya desde 1978, la inviabilidad de la victoria militar, adoptando la que llamaron “táctica de conquistas irreversibles”, mediante la creación de correlaciones de fuerzas favorables a la negociación.
ETA expresa su postura sobre la marcha de las conversaciones en una entrevista de Antton Etxebeste al diario Egin. Antton subraya una vez más la función que ETA se asigna en el contencioso histórico entre el Imperio y el pueblo vasco:
“ETA no ha pretendido en ningún momento arrogarse una representación exclusiva en torno a este proceso, sino que, al contrario, lo único que ha pretendido es ser la punta de lanzade un proceso que integre al pueblo vasco en el camino de la democracia y de la normalización ciudadana”
Tras la ruptura de las conversaciones de ArgelETA define, incluso, el papel de la lucha armada en la nueva coyuntura:
“En las actuales condiciones del enfrentamiento entre Euskadi Sur y el Estado español es impensable la renuncia a la lucha operativa o su relegación a un segundo plano a favor exclusivo o casi exclusivo de la lucha política-institucional, ya que se negaría el papel determinante (codeterminante sería tal vez el término exacto) que juega la lucha armada en el desarrollo del proceso. De la misma manera es impensable en estas mismas condiciones pretender actuar como si el recurso a la lucha armada y su desarrollo pudiera enfrentarse pos sí solo a la casi totalidad del peso ofensivo del enemigo y establecer una relación de fuerza favorable a las reivindicaciones y tesis del MLNV”
EUSKAL HERRIKO KOMUNISTAK (EHK)