Aparte del feroz ataque de la burguesía, la crítica al marxismo ha sido secundada y formulada en gran parte por sectores académicos retardatarios que encuentran su nido en la universidad burguesa. Entendiendo a la universidad como un instrumento ideológico de la clase dominante, donde se transmiten principalmente sus planteamientos y estereotipos culturales, no sorprende que las escuelas de ciencias sociales, sociología, antropología o historia, estén enfocadas en generar tecnócratas defensores del régimen actual, que esconden su pensamiento conservador en palabras rimbombantes y ambiguas como participación, democracia, gobernabilidad, ciudadanía, etc. Estos “académicos” pequeño burgueses son los más furibundos atacantes del marxismo tachándolo de dogmático, pasado de moda, totalitario, anti-democrático etc.
Siempre con argumentos débiles y apegados a su afán democratillo pequeño burgués, donde las masas deben contentarse con ser “incluidas” en los planes de los gobiernos central y seccionales. Sus estudios no superan el estrecho horizontes que les proporcionan sus teorías fraccionales y particularistas que basan en el frío dato o en el ecléctico relativismo la base de sus fracasados análisis. Precisamente por su subjetivismo y particularismo acusan al marxismo de totalitario, confundiendo su alcance de totalidad y entendimiento íntegro de los fenómenos sociales con la orientación política de poder que tanto miedo les causa. Es decir el marxismo es total, no totalitario, total porque mediante su guía podemos descubrir de una manera rica, diversa y objetiva los más variados procesos sociales, económicos, culturales y políticos. Cómo explicar las guerras mundiales, las caídas de los gobiernos, los procesos de alienación cultural, las manifestaciones, las huelgas, la explotación, la exclusión, el racismo, sino desde la lucha de clases y todo lo que ésta incluye en su dinámica.
Pero aparte de los detractores académicos del marxismo, encontramos en esos mismos patios universitarios a dos grupos de marxistas. A uno de ellos pertenecen todas las gamas presentes en los frentes del revisionismo-reformismo en las universidades, tales son los discípulos de los oportunistas del MPD, PCE, PSE. Pero hay otra capa, que por su origen pequeño burgués no es muy amiga de la militancia activa, que se autodenominan marxistas –sólo de boca hacia afuera- y que proliferan en las universidades públicas y privadas especialmente en las carreras de sociología. Ellos se auto-asumen marxistas pero reniegan de sus postulados fundamentales, y busca re-actualizar el marxismo apoyándose en las teorías anticomunistas de los teóricos críticos de la Escuela de Frankfurt por ejemplo. O tachan al marxismo de dogmático, ortodoxo o sectario. Son hijos del revisionismo post-moderno que pretende despojar al marxismo de su carácter transformador y combativo, arrebatarle su contenido científico, para convertirlo en una teoría más, inmóvil y fragmentaria. Además su marxismo se reduce a discusiones que se dan dentro de las cuatro paredes del aula, o lo que es peor tomándose un cafecito o una cerveza en cualquier antro cercano a las avenidas universitarias.
Desde su marxismo afirman que el comunismo es una “utopía”, deslegitimando el programa comunista y la necesidad de construir una sociedad sin clases. Dicen ser marxistas pero no comunistas, extraña forma de justificar su ambigüedad política y esterilidad ideológica, el marxista necesaria e infranqueablemente es comunista porque asumir el marxismo está ligado directamente con la actividad revolucionaria práctica directa, con la lucha de masas, con las tareas de construcción. No se es marxista detrás del escritorio. No aceptan el leninismo como etapa superior del marxismo, precisamente porque el leninismo es sumamente sólido en su ataque al imperialismo y a la colaboración de clases. Reniegan los aportes de Mao Tse Tsung porque les es “extraño”.
Difundir el programa y la teoría comunista entre las masas explotadas
Debemos entender que la crítica al marxismo está basada en la calumnia y la tergiversación, engañifas que encuentran su base en las relaciones de producción capitalistas, las cuales permiten que las ideas de la clase dominante sean las que primen y sobresalgan en la sociedad actual. La lucha ideológica es un camino que debemos recorrer los comunistas del Ecuador y el mundo para demostrar que el comunismo, el marxismo leninismo, es la guía que permite a las clases explotadas entender el verdadero funcionamiento del sistema capitalista, y sentar las bases para su transformación. El comunismo sirve a las clases explotadas porque las lleva a su definitiva emancipación mediante la socialización de los medios de producción y con ello la anulación de la explotación del trabajo ajeno por una capa de parásitos burgueses.
El comunismo o marxismo leninismo no es una teoría más, como cualquier otra de las que abundan en la universidad burguesa. El marxismo sacó la lucha por una sociedad igualitaria del ámbito espiritual o filosófico y le dio una base en un análisis científico y materialista del desarrollo histórico de la sociedad humana. El comunismo es ciencia, ideología, movimiento político y sociedad. Como ciencia nos enseña a entender la realidad y transformarla mediante el materialismo dialéctico y el materialismo histórico; como ideología, porque tiene carácter partidario, sirve y arma a las clases explotadas para la lucha por sus intereses estratégicos como clase; como movimiento político nos enseña que la revolución requiere una práctica transformadora: consciencia, organización y acción, que toda la podredumbre capitalista no se derrumba sola, sino que se deben generar los elementos necesarios para entablar una lucha de clase en la que prevalezca el poder proletario; y como sociedad nos muestra la necesidad de llegar a una sociedad sin clases, donde desaparezca la explotación al hombre y a la naturaleza.
Por eso es una necesidad recuperar los planteamientos de Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: entender el temor que produce el comunismo en las clases dominantes y propagar la ideología y el programa comunista, popularizarlo entre las masas, generar los espacios pertinentes y adecuados para poder hacerlo. Es decir hacer que converjan la ideología, el programa y la táctica comunista. Pasar del espectro al manifiesto, pasar del planteamiento al enraizamiento potente en las masas materializado en su lucha.
[1] MARX Y ENGELS. Manifiesto Comunista.
[2] Ibid
Vientos del Pueblo