Gladys del Estal. Tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras

MUJERES REVOLUCIONARIAS
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x Maite Campillo, actriz

En los altares no están tus ojos ni manos, tu cuerpo no está Gladys. Tu corazón, es nuestro espejo, en sus altares no estás. A tu lado estamos nosotros, los de siempre.

Hoy, no somos hombres ni mujeres; un sin fin de flores te rodean.

La muerte en sus manos, que en Euskal Herria su sombra ensancha, lanzó una bala para matarte. Cubrió de noche tu cariñosa mirada, tu inteligencia.Tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras”

Yo en el mar te veo Gladys, cargada de vida y amor donde reposamos anfibios y mamíferos; tus lágrimas, tesoros de corazones, mensajes. Nuestros pañuelos son algas.

El mar es ancho, pero alcanzable como la amistad que te caracterizó.

Su costa como tu cuerpo está preñada de rocas de diferentes tamaños y tonalidades; sobre las que nos reunimos para observarte, recordarte, hablarte, besarte y donde no llegan nuestras bicicletas, piernas.
El mar tiene vida como tu Gladys, y brota el musgo, moluscos, erosiones formando bóvedas, buzón donde depositamos los mensajes que la mar te acerca, para que sigas alimentado con la misma ilusión tus sueños.

Hoy mis ojos en él sólo te ven a ti. Y, aunque nos conocimos poco, con el tiempo he llegado a descubrirte más a fondo en ellos que el que cabe en el Kilimanjaro hasta familiarizar contigo, compartir contigo. Fue una labor pausada, serena, dispuesta.

Entré en tu espacio con respeto, admiración y dejo mi utopía que se alimente que aprenda de ti; que se enriquezca de tus experiencias de amor por la vida.

La utopía que llevo dentro lo agradece, me acaricia; ya tu sabes todo lo que te quiere, te quiero Gladys.

Tu cuerpo es mar, agua yodada, salada; su humedad la curte el sol, somos los hij@s del Sol. Tu cuerpo es como una geografía sobre un camino de estrellas, nuestro escenario (no necesitamos sus altares) te rodea. Descargamos compartiendo sueños, abrazos y amores por toda Euskal Herria, seguimos tu ejemplo.

Fortaleces como calcio nuestros huesos, capaces de resistir todas las inclemencias (¡fíjate, a estas alturas!). Pero ahí estamos Gladys.

Tu vientre nos sigue brotando a la vida somos hij@s de tu esperanza; símbolo que nos educa, enseñando a nadar en ella vivir y morir por ella.
Eres Sol Gladys. Sol y lluvia; contigo formamos la familia más grande y fructífera que libro o biblia haya descrito.

Sois la semilla, la hierba que nunca muere, porque por mucho que la pisen siempre crece. Sois para nosotros ese gran ojo de luz abriéndonos camino, entre la tiniebla.

Todo el que daña el mar, el bosque, te dañará a ti porque tu eres eso y más. De seguro son enemigos de la vida.

Hoy, esa hiena con tricornio que te quitó la vida a los 23 años, condecorado y agasajado por el PSOE, no podrá dormir tranquilo, porque la flor que pisó con su bota militar está alta, muy alta y viva. Gladys, este año se han vuelto a plantar más flores y fresnos en recuerdo de tu amor por la naturaleza.

Ya ves compañera, seguimos adelante con tu presencia, con todas las semillas que supiste sembrar en nosotros.

Admar y Comités Antinucleares habían convocado para el domingo a una fiesta antinuclear con actividades de lo más diversas, pero ya el sábado, cientos de personas acudieron a la verbena en el kiosko del Prado. Al fondo, decenas de tiendas de campaña ya forman parte de los actos. El sábado transcurrió festivo, muy alegre y sin incidentes.

Domingo 3 de Junio 1979, hace hoy 31 años, la Guardia Civil asesina a Gladys del Estal en dicha concentración festiva convocada en Nafarroa.

Ya desde la mañana el buen oxigeno reinante, comenzó a enrarecerse, se empezó a respirar un ambiente extraño... todos los autobuses que se dirigían hacia Tudela eran desviados.
Empezaban a soltar los ingredientes en la olla a presión del “cocidito madrileño” que pocas horas más tarde iba a sorprendernos.

No obstante y pese a las dificultades para dirigirse al lugar de la convocatoria, trabas de todo tipo, la fiesta de carácter ecológico, se iba desarrollando.

Hacia las cuatro más o menos de la tarde, cuando se está informando sobre el accidente ocurrido en la central nuclear de Harrisburg, irrumpen las FOP en el recinto. Nada podría justificar su presencia. Un autobús de “grises” entra dentro del Prado.

Se convocó a la acción represiva con toques diferentes de silbato, tras los cuales cargaron dejándose caer con todo en el recinto ferial, generando una gran confusión.

Un diputado foral, Jesús Bueno, trató de poner calma desde un micrófono pero lo único que recibió, fue un pelotazo, una bala se cruzó a su vez rozando el cuello de uno de los compañeros organizadores. Se trató de hablar “negociar” con el comisario Margarida la retirada de las fuerzas represivas, pero él, ¡sorprendido por la propuesta!, insistía “no estar ocurriendo nada anormal”... Y, justo en ese trayecto hacia el puente, se produce un incidente con Gladys y unos guardias. La desalojaron a ella y los compañeros con los que se encontraba... caminaban hacia el puente, único lugar que les permitieron. Lo hicieron suave, entre la Policía Nacional. Empezaron a provocar que corrieran o los tirarían al río, Gladys respondió crispada por el trato...

La policía grosera, humillante y cómo no machista, se dispara en un lenguaje difícil de calificar en cuatro palabras... Gladys ultrajada, humillada sin poder responder o hacer, quedó bastante afectada. El puente se atascaba, empezaban a llegar todos los que habían echado de Tudela... Había un camión parado al terminar el puente, se pudo oír de él un ruido metálico, como el de quitar los seguros del arma, unos metros más adelante había unos Guardias Civiles, uno de ellos se dirige hacia la papelera a pedir refuerzos... cinco Guardias Civiles de avanzada edad metralleta en mano (excepto el que da las ordenes) avanzan rápido por el otro lado del puente...La Policía Nacional con material antidisturbios observaba sin inmutarse de nada... Inmediatamente la Guardia Civil empieza a cargar saliendo más números del famoso camión dispuestos a todo. La gente sorprendida no le dio tiempo a reaccionar intentando salvarse como podían corriendo a toda velocidad.

Cuando empezó la Guardia Civil a cargar se oyeron varios disparos, Gladys cayó herida, trasladándola lo más rápidamente que se pudo a un centro sanitario...

Ni en Iruña (Gobernador Civil), ni en Madrid hubo nadie que se hiciera responsable de la actuación de las FOP en Tudela.

El comisario jefe de Nafarroa dijo tener órdenes expresas del Gobernador Civil para actuar de “aquella manera”

Lo ocurrido determinó, la indignación en Nafarroa, respondiendo contra la represión con la Huelga General en solidaridad con Glays del Estal.

El asesino directo José Martínez Salas, fue condecorado unos años más tarde (1992) por el alcalde de Tudela del PSOE: José Antonio Sola.

En el acto religioso, se descubre a un policía de paisano y dijo “encontrarse por amistad”

A los pocos minutos hay disparos al aire...

Las órdenes: tomar el barrio de Eguía donde vivía Gladys hasta los lugares más escondidos, creando una ratonera. Dispersaron a la familia según salía del acto religioso y la pancarta de la mueca del sol sonriente salta por los aires. Miles de personas son dispersadas sin tregua, cargaron salvajemente con todo, contra todas las generaciones presentes, causando destrozos en el barrio de varios cientos de miles de pesetas.

Hubo casas incendiadas por botes de humo... la policía respondió a todo esto “nosotros no hemos sido, no sabemos nada”

El cuerpo presente de Gladys del Estal había llegado avanzada la tarde.

Ya esperaban más de 2.000 personas su llegada para acompañar a Gladys “en su último recorrido” cuando de repente irrumpen en el barrio unos treinta y cinco o más “avias” de policía. Este fue el primer enviste, el segundo con provocadores camuflados dentro de la misma iglesia, y remataron a la salida del cementerio.

De nada sirvieron los intentos de diálogo... empezaron a disparar pelotas de goma, lanzar botes de humo y toda la gente se expandió hacia portales y bares abiertos...

Así es como el barrio de Eguía recibió a la familia de Gladys con su cuerpo presente.

Pero a pesar de la represión policial, sólo se oyeron aplausos desde los balcones de las casas y aceras al féretro.

La represión no cesó en ningún momento, hay que correr detrás de los coches y llegar como sea al cementerio.

Al llegar a él hubo un respiro. Estaba lleno de gente: familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, organismos ecologistas.

La familia pidió que se pusiera una pegatina antinuclear en la tumba de su hija y se cantó el Eusko Gudariak.

De vuelta al barrio, se acentuó aún más la represión; enfrentamiento y barricadas hasta finalizar la noche.

P.D.
Gladys del Estal nació en Venezuela, por motivos de trabajo de los padres, pero desde los cuatro años que tenía cuando volvieron vivió siempre en Eguía (Donosti).

Estaba estudiando químicas y era profesora de informática, también empeñada en hacer Biológicas.
Alumnos y amigos, compañeros de trabajo la agasajaron en Donosti en un homenaje ecologista entrañable en el parque Cristina Enea donde acudieron más de 5.000 personas y no faltaron flores que plantar, bertsolariak, lecturas, poemas y amor, mucho amor a Gladys. Se recogieron firmas para el cambio de nombre del parque que desde ese día pasaría a llamarse Gladys-Enea Parkea. Irrumpieron en el acto unos trescientos cicloturistas con el padre de Gladys al frente y, en el aire planearon cientos de aves en su recuerdo.

Maité Campillo (actriz)


 

“A Gladis la han matado por amar el sol y la libertad”

3 Ekaina 2009

 

Hace ahora 30 años, el 3 de junio de 1979 la Guardia Civil acababa en Tutera con la vida de la militante ecologista donostiarra Gladis del Estal. Como declarara su padre, la mataron “por amar el sol y la libertad”.

Los hechos

Se cumplen ahora 30 años del asesinato de la militante ecologista Gladis del Estal. Sucedió en Tutera, un domingo 3 de junio del año 1979. Se celebraba en la capital ribera una movilización que coincidiendo con el Día de la Tierra y teniendo muy presente el accidente de Three Mile Island, junto a Harrisburg, ocurrido poco antes (el 28 de marzo de 1979, exactamente), reclamaba la paralización del Plan Energético Nacional que contemplaba, además de la central de Lemoiz otra en Tudela.

Según reconociera unos días después el gobernador civil español en Navarra, se estableció “un plan para controlar la concentración en Tudela, en el que todos los puntos se habían aclarado perfectamente”. De hecho, y son sus palabras: “el comisario jefe de Policía de Pamplona, que se había desplazado a Tudela por orden mía para encargarse de la Jefatura Superior, lo mismo que el comandante de la Policía Nacional. Todos los dispositivos estaban perfectamente montados y controlados”.

 Tan perfectamente montados y controlados que según una nota de la Comisaría de Policía de Iruñea, “a las 16.35 horas, siguiendo el plan previsto, varias patrullas de la PN se desplegaron en los tres puntos de acceso al interior de la ciudad, con la finalidad de que al concluirse el acto, a las 17 horas, no pudiesen los asistentes salir del itinerario previsto, siempre encarrilados hasta el lugar de aparcamiento de vehículos, sito en la carretera de Cabanillas.”

Lo mismo ocurría con la Guardia Civil, que había instalado controles en las afueras de Tudela y obligaba a los vehículos a realizar un rodeo de decenas de kilómetros.

En ese ambiente de férreo control policial, con todo absolutamente planificado, discurrieron los hechos. Aunque obviamente, las versiones oficiales no lo reconocen, todo estalló cuando la Policía irrumpió en la zona donde se celebraban los actos, pese a estar autorizados, y comenzaron las carreras y el pánico.

Según señalarían después algunos de los testigos de los hechos, “Se notaba un miedo atroz. Los organizadores de la fiesta pidieron por la megafonía que no se cayera en provocaciones y la gente comenzó a correr hacia los autobuses”. Según recuerdan “el puente estaba lleno de coches, autobuses y camiones. Algunos optaron por sentarse en el petril. Entre ellos se encontraba Gladys. De repente, aparecieron cinco guardias civiles que empezaron a dar golpes. A ella, le dieron un golpe por detrás, y estando tirada en el suelo recibió un tiro en la nuca con una metralleta Z-70”. Según declaró uno de los médicos que se hizo cargo de la joven a un testigo, “hemos hecho todo lo posible, pero era un tiro de gracia”.

 Según algunos testimonios recogidos por la comisión de investigación, varias personas oyeron “cómo cargaban las armas”. Según una de estas personas: “Al pasar por donde el camión oí un ruido metálico que identifiqué como de cargar de armas o de quitar los seguros” Otra afirmó lo siguiente: “Me había bajado del coche y estaba apoyado en la barandilla, ya que era imposible pasar. Estando allí, vi cómo los guardias civiles cargaban sus armas”.

La versión oficial

La versión oficial, mediante nota de la Guardia Civil reproducida por diversos medios, entre ellos El País, ofrecía un relato surrealista:

“sobre las 17.30 horas cruzaron el puente un grupo numeroso de personas (la mayoría jóvenes) y cortaron la circulación, atravesando un vehículo, y se sentaron en la calzada, todo ello junto a la zona de estacionamiento. Se formó el natural colapso en la circulación, por lo que la fuerza que se encontraba en el estacionamiento regulando el tráfico se dirigió hacia los manifestantes para solicitarles que dejasen expedita la vía, Y aunque con dificultades, poco a poco lo iban consiguiendo. Cuando se encontraban en este cometido, un manifestante agarró por detrás, tirando con fuerza de la metralleta que, colgada del hombro, portaba uno de los guardias, tratando de arrebatársela. El guardia sujetó el arma, echándose hacia delante para contrarrestar el tirón, llegando casi a perder el equilibrio; en el forcejeo se produjo un disparo del arma, que alcanzó a Gladis del Estal, que se encontraba enfrente, la que resultó herida mortalmente en la cabeza, falleciendo al ser trasladada a un centro asistencial”

Una enorme respuesta popular

El asesinato de Gladis desató una oleada de protestas en todo Euskal Herria. Así lo contaba El País en su edición del 5 de junio. Este periódico consideraba entonces a Navarra parte del País Vasco, como puede verse:

 “La provincia de Navarra, y en especial Pamplona, vivió ayer una tensa jornada, con manifestaciones, barricadas y enfrentamientos con la fuerza pública, como consecuencia de la muerte, el pasado domingo, de la joven Gladis del Estal, que recibió un disparo de un miembro de la Guardia Civil al término de la concentración antinuclear autorizada llevada a cabo en Tudela. Todos los partidos vascos y centrales sindicales han condenado en términos drásticos la actuación de la Guardia Civil y se prevé para hoy una huelga general en todo el País Vasco. Toda la izquierda abertzale, más el PCE y el PSOE, apoyan esta huelga. En sesiones extraordinarias, los ayuntamientos de Tudela y Pamplona han solicitado la dimisión del gobernador civil y del ministro del Interior, la depuración de responsabilidades y, en el caso de la Corporación de Pamplona, se ha pedido la apertura de una inmediata negociación con el Gobierno para que proceda a la retirada de la fuerza pública de todo el País Vasco. Varios partidos, sindicatos, organizaciones juveniles y otras asociaciones del País Vasco, ante la información difundida por TVE sobre los sucesos de Tudela, han hecho pública su postura de exigir una rectificación a este organismo, así como pedir la dimisión de su director general.”

Otro asesinato impune

Pese a que el gobernador civil español en Navarra declaraba que se estaban llevando a cabo las “investigaciones oportunas” lo cierto es que nadie asumió la responsabilidad política y el autor material de la muerte de Gladis, el guardia civil José Martínez Salas, fue juzgado a finales de 1981 en Iruñea. Tras un proceso plagado de irregularidades, resultó condenado a un año y medio de cárcel, que no llegó a cumplir. Es más, este mismo agente sería condecorado en 1992 por el alcalde de Tutera, José Antonio Pérez Sola, del PSOE.

Navarra sola o con leche

 Navarra sola o con leche era el título de una obra del escritor navarro Patxi Larrainzar, en la que se reflejaba la polémica entre los partidarios de la unidad territorial con Araba, Gipuzkoa y Bizkaia y los defensores de una Navarra foral y española aislada del resto del país. En el contexto de esa discusión sucedieron los hechos de Tutera, que por desgracia no fueron una excepción en un momento de especial convulsión social.

Según Floren Aoiz, autor del libro El Jarrón Roto sobre la transición en Navarra “la represión fue especialmente dura aquí porque tenía una intencionalidad política muy clara: impedir la unidad vasca mediante el miedo”. A su juicio “los franquistas y sus nuevos aliados querían evitar a toda costa un cambio social y político que los desalojara de la posición predominante que habían adquirido gracias al golpe fascista de 1936. Para ellos una Navarra sola era la única manera de seguir teniendo la sartén por el mango tras la muerte de Franco y estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para lograrlo, como demostraron en Montejurra en 1976, en Sanfermines de 1978 y en Tudela en 1979.”

La polémica nuclear

Lo cierto es que gracias a personas como Gladis del Estal, jamás se construyó una central nuclear en Tudela y la de Lemoiz nunca llegó a entrar en funcionamiento. Sintomáticamente, quienes anunciaban hace 30 años todo tipo de calamidades si no se construían esas centrales son ahora partidarios del cierre de la central de Garoña, o eso es por lo menos lo que dicen –estamos en campaña electoral-.

Gladisen omenez:

 

 


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