En estos últimos tiempos he publicado una serie de pequeños retratos de mujeres “principales” ligadas al movimiento anarquista. En este glosario habría que añadir otras sobre las que ofrezco algunos apuntes con la voluntad de realizar un trabajo más amplio cuando pueda.
Berenguer, Sara, activista y destacada militante de Mujeres libres (Barcelona 1919). Obrera de la confección, crecida en el barrio de Poble-Sec en una familia libertaria. Su padre, un obrero de la construcción, le transmite su idealismo, la pasión por la justicia y la entrega a la lucha común. Al estallar el Alzamiento, la resuelta actitud de la gente de su barrio, que pone en libertad a los presos de la cárcel Modelo, le llevan, como militante de las JJLL, a intensificar su activismo revolucionario, colaborando con la FAI en el Comité Revolucionario de Ias Corts, así como con el Comité Regional de la Industria de la Edificación, la Madera y la Decoración. Colabora en actividades culturales: periódicos, diarios murales, charlas, conferencias. A principios de 1938, se integra en la Sección del Combatiente de Solidaridad Internacional Antifascista (SIA), con la que visita a los milicianos del frente de Aragón, a los heridos de los Hospitales de Sangre, las guarderías infantiles.
Más tarde es nombrada secretaria de Propaganda del Comité Regional de Cataluña de Mujeres Libres. Decide luchar en la aviación, pero después de convencer a su madre para que le confeccione un mono de aviadora, se encuentra con la oposición de su novio, maestro de escuela, que la obliga a escoger entre él y la aviación. Sara decide volar, y no tan sólo en avión, sino como mujer, transgrediendo la tradicional sumisión al hombre. Un compañero, que no ha podido evitar oír la conversación, le dice: individuas como tú son las que nos hacen falta (A. Rodrigo). Su padre, Francecs Berenguer, que había marchado voluntario al frente, caerá en el frente de Almudévar.
En uno de sus poemas, ofrece un testimonio de sus sentimientos al escribir: Fuímos…carne de cañón/ que al ser humano destroza. /Fuimos tristes peregrinos/ caminando en los sembrados/ de tormentos y espinos…En el exilio tomó parte en la resistencia contra el nazismo en Francia. A partir de mitad de Ios años sesenta se incorpora a la redacción Mujeres Libres en el Exilio. También escribió varios libros de poesía: Cardos y flores silvestres (firmado como Sara Guillen, Ed. Mexicanos Unidos, México, 1982), Jardín de esencias (Ed. Ronda, BCN, 1986), El lenguaje de las flores (Amarantos, BCN, 1986). Sus memorias, Entre el sol y la tormenta (Treinta y dos meses de guerra, 1936-1939) (Seuba Ed., BCN, 1988) son una recreación muy vida de sus experiencias que también evocará Antonina Rodrigo en un apretado capítulo de Mujer y exilio, 1936 (Compañía literaria, Madrid, 1999). Su presencia se ha hecho notar en diversos filmes documentales como De toda la vida…y en Mujeres del 36...
Berneri, Mª Luisa, escritora y propagandista anarquista, (Lodi, Italia, 1918-Londres, 1949). hija de Camillo Berneri y de Giovanna Caleffi, y compañera de Vernon Richards. Mª Luisa vivió la mayor parte de su vida en su país de adopción, Inglaterra. Desde muy joven frecuentó loa medios libertarios londinenses. En 1936 fue una de las principales animadoras de la revista Spain and the World orientada hacia la solidaridad con los cenetistas españoles. En 1939 participa en la reconstrucción de Revolt, título que había popularizado Kropotkin antes de la Gran Guerra. Junto con su compañero, de Woodcock, Read y otros intelectuales anima también la revista Freedom en los años cuarenta. Este grupo sobresalió por su intenso activismo en defensa de las libertados civiles.
Muerta prematuramente, Mª Luisa escribió una obra importante, Futuro. Viaje a través de la utopía (Proyección, Buenos Aires; reedición en Hacer, BCN,1984), sobre la que escribe el filósofo inconformista norteamericano Lewis Munford, en el prólogo: "Como antiguo investigador de utopías siento especial predilección por esta obra, pues es el más comprensivo y penetrante estudio de esta tierra ideal del que tengo conocimiento, en cualquier idioma. Aunque, felizmente, de dimensiones modestas, esta obra es de alcance superior a mi propio libro y al de Hertzler. Utopía misma tiene casi tantos círculos como el Cielo y el Infierno que Dante recorrió bajo la guía de Virgilio. y Mª Luisa Berneri es el mejor guía para penetrar en este supermundo; no temamos que sus pobladores hablen su propio lenguaje o que el lector extraiga sus propias conclusiones. A fin de cuentas Mª Luisa Berneri señala, es menos una guía de lo que podía ser deseable en el futuro que un catálogo de las instituciones y métodos que debemos guardarnos de adoptar como `ideales´…" Mª Luisa efectúa un análisis crítico de todas las propuestas utópicas desde el anarquismo y propone una utopía abierta, creadora, desconfiada de los modelos cerrados y opresores.
Dulcet, Rosario, activista y propagandista anarcosindicalista (Vilanova y la Geltrú, Barcelona, 1890-Carcasonne, 1977). Su padre fue un republicano federal próximo al anarquismo y le inició desde muy joven en las ideas revolucionarias. A los 14 años dejó una buena escuela libre pensadora y entró a trabajar en una fábrica de tejidos, organizándose en la sociedad obrera llamada «Las Tres Clases de Vapor», que en 1913, acabó integrándose en la CNT. «A los 22 años Rosario era una obrera desenvuelta y hermosa. Entre sus compañeras de trabajo desarrollaba una propaganda intensa por el sindicato y las ideas libertarias. Estas actividades le produjeron no pocos disgustos con capataces y patronos. A esta edad se unió libremente con un obrero, siendo éste el primer acto de esa naturaleza que de una manera pública y ostensible se celebraba en Vilanova y la Geltrú.
Tan audaz acción le atrajo la enemistad de mucha gente, sobre todo de los dueños de la fábrica que, alarmados por lo que consideraban una inmoralidad, creyeron conveniente atajar el mal ejemplo y despidieron de su fábrica» (Lola Iturbe) En 1913, Dulcet sobresalió en la huelga de los tejedores de Sabadell, y su fracaso la obligó a emigrar a Francia, donde, al coincidir con el estallido de la I Guerra Mundial, tuvo ocasión —en el puerto de Seté— de hacer propaganda antimilitarista entre los soldados. En represalia fue trasladada a Montpellier.
El año 1917 regresó con su compañero a Barcelona donde participó como agitadora en la huelga general de agosto. Durante la época de Mártinez Anido y Arlegui, la casa de Rosario se convirtió en un refugio para los perseguidos. Uno de ellos, Marcelino Silva, enfermó de fiebres malignas en la deportación. Encontró un refugio en ella y acabó uniendo su vida con Dulcet (Marcelino fue, según Iturbe, asesinado por los estalinistas en mayo de 1937). Pasada la primera época del terror policial, Rosario Dulcet fue a Madrid con Libertad Ródenas, con el objetivo de aprovechar la tribuna que le ofrecían algunos intelectuales en el Ateneo Científico para dar cuentas de los crímenes cometidos en Cataluña durante esta época. Los intelectuales desertaron de la mesa, pero Rosario y Libertad, no se arredraron y explicaron vivamente los hechos. Durante la Dictadura de Primo de Rivera, Dulcet fue detenida en dos ocasiones. Durante la guerra civil, hizo varias giras de propaganda por el Alto Aragón y en la provincia de Teruel y contribuyó en varios pueblos a la formación y administración de colectividades.
«La vida de Rosario Dulcet se confunde con la de la CNT. Sus avatares fueron los de la organización a la que entregó su vida. Ello no excluyó el que Rosario llevase una existencia normal de mujer, uniéndose y teniendo hijos, con contingencias buenas y malas (…) El exilio fue duro y cruel. La separó de su hija, la alejó de muchos de sus amigos y compañeros, desperdigados por el mundo (…) Pero no desfalleció nunca. No perdió jamás la fe, el fervor, ni el entusiasmo (…) Nadie escribirá la humilde historia de Rosario Dulcet, una mujer obrera, una “fabricanta”, como se decía en la jerga de los proletarios catalanes. Pero no se podrá escribir la de la CNT sin referirse a estas mujeres simples, sin mucha cultura, sin grandes dotes oratorias, pero que, en momentos dados, arrastraron centenares de miles de hombres y mujeres, lo galvanizaron, conduciéndolos al combate y a la victoria» (Carmen alcalde, Federica Montseny. Palabras en rojo y negro, Argos-Vergara, Barcelona, 1983, p. 35).
Durán, Maria, legendaria militante anarquista (Rubí, Barcelona, 1912-1988?). Procedía de una familia acomodada de la pagesia catalana y recibió una buena instrucción. Abandonó su hogar y se marchó a Granollers (Barcelona), entrando a trabajar en una fábrica. Allí conoció a Valerio Mas, que la inició en las ideas anarquistas e ingresó en las JJLL. «Bien pronto fue una activa militante de las mismas. Instruida y con facilidad de palabra y escribiendo mejor (siempre ha sido un placer leer sus cartas, y, escritos por la corrección de su estilo y sus juicios acertados), pronto fue solicitada para tomar parte en los mítines de propaganda, tanta en Cataluña como en el resto de España. Tanto por sus escritos como por sus intervenciones en la tribuna fue una; buena exponente de las ideas libertarias.» (Lola Iturbe.)
Perteneció a varios grupos específicos ácratas y fue detenida en 1934, por su intervención en un mitin en Madrid al lado de Ascaso. Como protesta llevó una huelga de hambre y tuvo que ser hospitalizada. La guerra le cogió en medio de una campaña de agitación en Sevilla y pudo escapar de milagro de la muerte. En 1936, la revista Tierra y Libertad llegó a publicar su necrología. Pasó 18 meses condenada a muerte. Y la pena fue conmutada por 30 años de prisión. Algunos de sus amigos no tuvieron noticia de ella hasta 1946. Al salir de la prisión se marchó a América del Sur, pero finalmente regresó a Barcelona llevando una vida anónima. Lola Iturbe le dedicó un sentido homenaje en Recuerdo de María Duran, en Polémica, nº 31 (1988).
Cruz Silva, María, más conocida como «La Libertaria» tenía 18 años cuando vivió en primera fila los sangrientos hechos de Casas Viejas. Una compañera suya, Manuela Lago, con la que María había formado parte del grupo «Las Líbertarias», fue baleada cuando salía con la ropa ardiendo de una de las chozas sitiada por la soldadesca. Ambas habían vivido la breve experiencia de «comunismo libertario» en la zona y en la que según María las mujeres «iban en grupos cantando himnos revolucionarios. Durante los días en que se vivió el nuevo régimen, un alboroto irradiaba en todos los rostros de aquellas campesinas». En julio de 1936, María vivía con su compañero en Ronda. Él se refugió en la sierra cuando entraron los fascistas. Ella que permaneció cuidando un niño de pocos meses, fue detenida, torturada y asesinada. Mª Luisa Sánchez Saornil puso su nombre, Maria Cruz Silva, a uno de sus poemas de la época.
de Cleyre, Voltairine, anarquista estadounidense llamada por Max Nettlau «la perla de la literatura anarquista» (Leslie, Michigan, 1866-Chicago 1912). Cuando nació su padre le puso Voltairine en homenaje a Voltaire, pero en 1878 se convirtió al catolicismo e internó a su hija en el convento de Ntra Sra del Lago Hurón (Canadá), de donde ella escapó un año después, pero su padre la «reintegró» en un centro similar, de donde se fugó definitivamente en 1883. Conoció a Lum y a Emma Goldman en 1890. Viajó a Londres en 1897 donde tuvo contacto con muchos anarquistas españoles martirizados en el castillo de Montjuich. Al regresar a Filadelfia publicó un folleto de solidaridad. De Cleyre es el único caso en el continente de una opción por el «anarquismo sin adjetivo». Nettlau reseña su conferencia en Filadelfia de 1902, en la que de Cleyre «explica las diversas concepciones, la individualista (Lum), la colectivista, la comunista en perfecta igualdad y explica las diferencias por los ambientes y personalidades donde han nacido. Si se hubiese estado siempre en esta posición ¡cuántas animosidades estériles nos habrían sido ahorradas!».
En 1910 organizó una gira de conferencias en solidaridad con Ferrer i Guardia y forma parte de la Asociación que trata de divulgar los principios pedagógicos de éste. De Cleyre estaba en su apogeo intelectual cuando, siete u ocho años antes de su muerte, un individuo embrutecido por la propaganda reaccionaria disparó sobre ella, hiriéndola terriblemente, dejándola prácticamente inválida. En una ocasión se había ofrecido como blanco frente a un orador que decía que había que matar a todos los anarquistas y se negó en poner denuncia contra quien le disparó. Durante el procesamiento de los hermanos Mc Namara, acusados de «dinamiteros anarquistas», en reacción a la aguda defensa que desarrolló de Cleyre, el senador Joseph R. Hawley, se ofreció a pagar mil dólares para quien disparara contra ella, a lo que ella respondió: «Puedes pagando sólo el precio de mi viaje a mi casa, dispararme gratis, pero si el pago de mil dólares es parte necesaria de la propuesta, daré el dinero para la propaganda de la idea de una sociedad libre en la que no habrá ni asesinos ni presidentes, ni mendigos ni senadores».
A su muerte alguien escribió: «…el movimiento libertario ha perdido a uno de sus trabajadores más talentosos y abnegados. Por casi veinticinco años, mediante la palabra y la pluma, defendió la causa de los desheredados y con valor sin igual y gran habilidad luchó por la Luz y la Libertad». Berkman editó una selección de sus obras en 1914 en Nueva York. Nettlau publicó un ensayo biográfico suyo en el Suplemento Quincenal de La Protesta (no 281-82, 1928), y Vladimir Muñoz una Cronología que apareció en la revista Reconstruir, de Buenos Aires (nº 60, mayo-junio de 1969). Difusión Libertaria ha publicado su Acción Directa (Madrid, 2000), en cuya contraportada se cita una frase suya que dice: «…lo malo de depositar la fe en la acción indirecta es mucho mayor que cualquiera de estos resultados menores. Su principal desventaja es que destruye la iniciativa, apaga el espíritu rebelde individual, enseña a la gente a confiar en algún otro que hago por ellos lo que deberían hacer ellos mismos».
Lamberet, Jeanne, Renée, Ivonne, anarquista y profesora de geografía e historia (París, 1901-Villenueve Saint George, 1980). Nació en el seno de una familia de librepensadores, su abuelo materno, Pierre Joineaux, fue diputado durante la II República. Estudió en la Normal Superior de Sévres y en 1920 logra un Agrègation de Historia y Geografía, que ejercerá en Valenciennes, Amiens y París. Durante la guerra y la revolución española, estudió directamente algunos de sus aspectos, en particular los más vinculados al movimiento anarcosindicalista como fueron las colectivizaciones en Aragón y Cataluña, y colaboró en diversas campañas de propaganda solidaria. A finales de 1937 conoció a Bernat Pou Riera (Manacor de la Valla, Mallorca, 1896-Lyon, 1956, secretario de propaganda del CR cenetista, sindicalista y activo propagandista, políglota y bibliófilo, autor de un testimonio de las conspiraciones antimonárquicas a finales de los años veinte, y autor de Un año de conspiración (antes de la República), y que sería su compañero sentimental hasta la muerte. Renée continuó fielmente esta relación con el movimiento español trabajando en colaboración con el exilio en Francia, recogiendo pacientemente una multitud de documentos y testimonios orales. Su obra más conocida es la Cronología y Bibliografía de Los movimientos obreros socialistas en España. 1700-1939, que publicó en la famosa Ed. Ouvriéres en París en 1953 (hay una nueva versión efectuada con Luis Moreno Herrero, en Júcar, Madrid, 1985). Fue secretaria de la nueva versión de la AIT durante los años cincuenta. Al morir dejó varios proyectos inconclusos, entre ellos un Diccionario de Anarquistas. Carlos Mª Rama preparaba una semblanza suya que no pudo acabar al fallecer.
Morin, Emilienne, militante anarquista, conocida sobre todo por haber sido la compañera de Durruti (Angers, Dpto del Maine y Loira, 1901-?). Se había criado y educado en los medios obreros sindicalistas donde le llevaba su padre, compagnon de batiment y activista. Conoció a Durruti en los medios libertarios franceses. En 1928 emigró con él a Bélgica. «Emilienne era entonces una joven muy agradable, de tez clara y ojos azules, con el pelo cortado a la garçonne. Su carácter enérgico, sus convicciones ideológicas y sus dotes oratorias se manifestaban en las controversias públicas que se sostenían, sobre todo con los comunistas, en la Casa del Pueblo de Bruselas.» (Lola Iturbe)
Al proclamarse la II República, Emilienne vino a España, colaborando en la prensa libertaria, asistiendo a reuniones, mítines, y sobreviviendo en unas condiciones económicas difíciles. En ocasiones plantea sus criticas a unos compañeros que al tiempo que hablan del amor libre y de otros grandes ideales, permiten que mujeres como Emilienne tengan que escuchar desde la cocina. Tuvo una hija a la que le puso Colette. Al principio de la guerra, Emilienne actuó como secretaria administrativa de la columna Durruti, hasta que tuvo que regresar para atender a su hija, aunque no dejó de trabajar en un despacho de la consellería de Defensa de la Generalitat. Cuando mataron a Durruti escribió un emocionado recuerdo: A mon grand disparú. Se sintió siempre molesta hacia las manifestaciones de culto hacia la personalidad de su compañero, y se ha limitado a cumplir oscuramente con tareas militantes, en las que ha mostrado más inclinación por las de escritora y periodista. Se puede encontrar una amplia información suya en las biografías de Durruti.
Pi, Balbina (San Baudilio del Llobregat, Barcelona, 1896-Perpignan, 1973). Fue "una de aquellas prestigiosas mujeres del Fabril que honraron a la CNT en los años más álgidos de las luchas obreras" (Lola Iturbe). Comenzó su militancia en 1917. año. en que fue nombrada delegada de la Federación Local de Sabadell. Destacó como propagandista durante el período de la Dictadura de Primo de Rivera, entonces "vivió una vida plena de actividades; los cuidados de sus hijos, el trabajo en la fábrica. y las muchas horas empleadas en la propaganda y las reuniones sindicales, lo que implicaba también riesgos y peligrosos. La posibilidad de un encarcelamiento estaba siempre presente" (oídme). Balbina colaboró en Solidaridad 0brera con los seudónimos de Margot y Libertad Caída. En 1920 sobresalió por sus actividades en defensa de los deportados al Castillo de Montjuich. Al finalizar la guerra no pudo escapar: inmediatamente, sobreviviendo durante algunos años en la clandestinidad hasta poder cruzar la frontera. En Francia, trabajó en diversos organismos a favor de los refugiados.
Ródenas, Libertad, anarcosindicalista valenciana, destacada propagandista a la que Samblancat definió como «pálida vestal del sindicalismo rojo» (Xera, La Plana de Utiel, Valencia, 1882-México,1970). Era hija de Custodio Ródenas, destacado republicano federal valenciano que, después de una juventud católica fanática y tradicionalista evolucionó hacia el radicalismo semianarquista. Se unió libremente con Emeterio Domínguez, y bautizó a sus tres hijos con los nombres de Libertad, Volney, y Progreso Ródenas (Xera, 1896-México, 1979). Éste último fue un destacado «hombre de acción» en la época del pistolerismo, y se le atribuye la participación en el grupo que mató a Bravo Portillo en 1919, permaneció durante la Dictadura en el exilio, y cuando volvió se mantuvo como militante en un segundo plano, y Libertad. Libertad se educó en el racionalismo y en la lucha contra la monarquía. Durante la crisis revolucionaria de 1917 sobresalió por sus dotes oratorias. Al año siguiente se trasladó con su familia a Barcelona, y pasó a convertirse en una de las más activas propagandistas de la CNT en la nación catalana.
Durante el período del terrorismo patronal, la «casa de Libertad era el refugio de todos los que la sociedad considerada como réprobos. En ella se acogía al sin trabajo, al perseguido, a la mujer que había abandonado el burdel para buscar trabajo. Todos los faltos de pan, de cariño y justicia, sabían que en aquel hogar encontrarían manos amigas» (Lola Iturbe). Su casa se convirtió en una auténtica armería utilizada por los grupos de autodefensa obrera. Sus enfrentamientos con el barón de Koenig fueron tremendos. Libertad llegó a intervenir en los actos de los llamados «Sindicatos Libres», denunciándolos como asesinos públicamente. Fue detenida, y formó parte activa del Comité Pro-presos. Cuando tenía 30 años se unió con José Viadiu con el que tuvo tres hijos, de los cuales sólo uno regresó con vida de la URSS donde fueron evacuados durante la guerra. En 1936, Libertad salió de Barcelona con la primera columna de Durruti y participó en las luchas del frente. También colaboró con la revista Mujeres libres. Acabada la guerra, pasó la frontera francesa, y más tarde marchó a Santo domingo, donde trabajó en una colectividad junto con Viadiu y Peirats, hasta que marchó a México.
Rodríguez. Hildegart, niña prodigio del socialismo y del feminismo español (Madrid-1914-1933) producto «consciente» de su madre Aurora Rodríguez Carballeira (El Ferrol, 1879-Madrid, 1955), que acabó trágicamente con su vida cuando su Pigmalión se le iba de las manos. Aurora era hija de una madre disoluta y de un padre liberal avanzado que encauzó a través de ella sus inquietudes, Aurora fue paras su madre y hermana «Rebeldía» y para su padre «Ilusión». Junto a este vivió intensamente (de lejos) las luchas independentistas de Cuba y Filipinas, admirando fervientemente a sus cabecillas Maceo y Rizal, y se sumergió en su biblioteca plena de autores «malditos», entre ellos Fourier que influyó poderosamente sobre esta singular mujer que adoptó a un hijo no querido de su hermana y lo convirtió en el célebre, Pepíto Arriola, un niño pianista que consiguió fama mundial. Aurora frustrada por no poder proyectar sus capacidades, cuando había cumplido treinta y tres años planea tener «no una hija, sino una mujer modelo», con un hombre que sería su «colaborador fisiológico», y con el que cumpliría su objetivo: «La revolución que yo pretendo —dice— debía de ser iniciada por una mujer, porque a ella corresponde el papel de la procreación, y se trataba de acabar para siempre con las trampas se la naturaleza y convertir a la mujer de borrega paridera en auténtica creadora de seres sanos y rebeldes. Mi hija tenía que ser la propagandista de estas ideas».
La carrera de Hildegart sería meteórica. A los 13 años ya había terminado con sobresalientes el bachillerato y, mediante un permiso especial, se matriculo en la Facultad de Derecho, concluyendo la carrera de abogado a los 17 años. Cuando tenía 14, el 1 de enero de 1929, ingresó en las JJSS, y en la UGT. En muy poco tiempo Hildegart (nombre que quiere decir «jardín de la sabiduría»), comenzó a ser famosa nacional e internacionalmente. HG. Wells y Havelok Ellis le ofrecieron su ayuda para estudiar en Gran Bretaña. Convertida en una «estrella» a la que tanto partidos como cátedras intentaban atraerse. Hilfdegart rompió con el PSOE y la UGT y escribió un libro, ¿Se equivocó Marx?, en el que explicaba ampliamente los motivos de su ruptura. Se vio detrás de este gesto a la madre que repudiaba los «politiqueros» de izquierdas y soñaba con un anarquismo bien entendido.
Entonces, Hildegart se afilió al pequeño Partido Federal y escribió en la prensa cenetista. Cuando estaba en la cima de su popularidad, y era piedra de escándalo por sus conferencias y militancia en la Liga Mundial de la Reforma Sexual, Aurora la mató de cuatro disparos. Tras un proceso que la condenó, ofreció la siguiente explicación del luctuoso hecho: «Dentro de las normas espirituales al uso, considero lógica la sentencia. Lo que más celebro de ella es que se me haya reconocido la lucidez, la responsabilidad de mis actos. Yo no soy ni esa mujer perversa y desnaturalizada de la que hablaba el fiscal, ni esa paranoica a la se refirió el defensor. Me considero al modo de Taine, un espíritu superior, no tanto por mi grandeza intrínseca y positiva, como por la pequeñez y ruindad de los seres que me rodean» (Cf. Guillermo Rendueles, Manuscrito encontrado en Cienpozuelos. Análisis de la historia clínica de Aurora Rodríguez, La Piqueta, Madrid, 1989).
El «caso Hildegart» ha provocado una extensa literatura comenzando por el trabajo de investigación de Eduardo Guzmán Mi hija Hildegart (Plaza& Janés, BCN), que sirvió de base para una película del mismo título bajo la atenta dirección de Fernando F. Gómez, e interpretada por Amparo Soler Leal y Carmen Roldán; Joan Llarch, Hildegart, la virgen roja (Antalbe, BCN), también el famoso inclasificable (e incalificable) autor teatral «ácrata» (de derechas) Fernando Arrabal le ha dedicado una de sus obras, La Virgen Roja algunos de los textos de Hildegart fueron reeditados como: La rebeldía sexual de la juventud (Anagrama, BCN, 1977), Medios para evitar el embarazo (Guara, Madrid).
Sánchez Saornil, Lucia, militante casi anónima en los medios cenetistas (Madrid, 1895-Valencia, 1970), su importancia y sus aportaciones han sido revalorizados gracias a los estudios de la historiadora Mary Nash en trabajos como Mujeres libres. España 1936-1939. (Tusquets., BCN, 1975); Dos intelectuales anarquistas frente al problema de la mujer: Federica Montseny y Lucia Sánchez Saornil (Convivium nº 44-45) y en La mujer en los medios anarcosindicalistas 1931-1939. (Tesis de Licenciatura, Universidad de BCN, Inédita); Saornil fue igualmente una poetisa de vanguardia, la única mujer que participó activamente en las filas aquel movimiento fugaz que fue el Ultraísmo, y que, con el sonoro seudónimo de Luciano de San-Saor, aspecto que ocupa el trabajo de Rosa Martin Casamitjana, Lucía Sánchez Saornil: de la vanguardia al olvido (Duoda. Revista d’estudis feministes, 1992 nº 3). Lucía estudió en el «Centro de Hijos de Madrid», y aprendió pintura en la Academia de San Fernando. Quedó huérfana siendo muy niña, con una hermana enferma y un padre parado. Era muy joven cuando empezó a trabajar en la Central Telefónica de Madrid.
En 1931 sobresalió en una gran huelga y en represalia fue trasladada a Valencia. En 1933 regresó a Madrid y entró a formar parte de la redacción de CNT. Más tarde colaboró en periódicos como Solidaridad Obrera, Umbral, El Libertario y Tierra y Libertad. También publicó artículos en revistas teóricas como La Revista Blanca y Tiempos Nuevos. Abiertamente feminista —muy influenciado por Emma Goldman¾ trata desde 1935 de crear un «órgano independiente» para educar y concienciar a la mujer dentro del movimiento anarcosindicalista. Cofundadora y secretaria de Federación Nacional de Mujeres Libres, anima este colectivo —el más importante y masivo de la historia del movimiento obrero español— junto con Mercedes Comaposada y Amparo Poch y Gascón.
El 19 de julio, Lucía se echó a la calle y tomó parte en el asalto del cuartel de la Montaña de Madrid. Luego trabajó en la administración de las colectividades agrícolas cercanas a la capital y en la distribución de la propaganda en el frente. Como miembro del Consejo General de solidaridad Internacional Antifascista, viajó asiduamente a Francia para obtener las mercancías necesarias a los combatientes o para las guarderías infantiles que estaban bajo el control del SIA. En 1937 se traslada a Valencia y allí trabaja como redactora jefe del semanario Umbral donde conoce a América Barroso, la que sería su compañera hasta la muerte. A finales del 37 se trasladan con la redacción de Umbral a Barcelona.
Cuando en enero de 1939 tienen que huir a Francia, lo hacen, como tantos millares de refugiados. El anarquismo de Lucía, influenciado por Kropotkin, pone un especial acento en la acción femenina tanto de cara a ampliar al máximo los rangos del sindicalismo revolucionario como para garantizar la futura emancipación de la mujer con la revolución social. No cree de ningún modo que la inferioridad de la mujer sea un hecho natural, sino que es ante todo, un producto de las tradiciones y las condiciones sociales. Ve a la mujer como alguien doblemente oprimida, como trabajadora y como tal mujer, y no duda en acusar a sus compañeros de no ser consecuentes al acomodarse en su patriarcalismo. No obstante, Lucía, a pesar de que avanza en la idea de una acción autónoma, no duda de que ésta se ha de encontrar subordinada a la primacía de la lucha sindical. Su nombre deja de sonar en el exilio. Las discretas circunstancias de su actividad, el desconocimiento de sus actividades, más su talante personal, muy dado a la discreción, (son raras las fotografías suyas aparecidas en la prensa), seguramente le salvaron la vida.
Después de sobrevivir la ocupación nazi, Lucía y su compañera, regresaron en 1941 o 1942 clandestinamente. Una vez en España, primero se instalaron en Madrid, donde se ganaban la vida haciendo redecillas para el pelo y retocando fotografías. Pero Lucía fue reconocida y se vieron obligadas a huir a Valencia, donde vivía la familia de América. En cuanto a una posible militancia política en la clandestinidad, Giuliana Di Febo asegura que Lucía contribuyó a la organización de Comités de Mujeres Antifascistas, pero todo hace suponer, pues, que vivió apartada de la política durante toda la dictadura. Las circunstancias de su muerte son desconocidas. Sobre su tumba América mandó escribir «Pero… ¿es verdad que la esperanza ha muerto?», primer verso del primero de los poemas que ella misma había titulado «Sonetos de la desesperanza»:
Poch y Gascón, Amparo (Zaragoza, 1902-Toulouse, 1966). Una de las animadoras del colectivo Mujeres libres. Doctora en medicina, empieza a ser conocida en los medios anarquistas en el periodo republicano. Especializada en puericultura y en la educación de los niños (sobre estos temas tratan sus trabajos recogidos por Mary Nash en su libro sobre las Mujeres libres. España. 1936-1939). Fue miembro de la Cruz Roja y dirigió el importante Casal de la Dona Treballadora de Barcelona durante la guerra. Su firma fue una de las más habituales en la revista Mujeres libres. En la posguerra siguió trabajando dentro del anarcosindicalismo. Escribió en numerosos medios libertarios y fue autora de dos libros: La vida sexual de la mujer (Valencia, 1932) y Niños, BCN 1937). Antonina Rodrigo le ha dedicado uno de sus estudios, Una mujer libre. Amparo Poch y Gascón, médico y anarquista (Flor del Viento, BCN, 2002) así como una selección de Textos de una médico libertaria (Alcaraván, col. Benjamín Jarnés, Zaragoza, 2002). En la capital aragonesa hay una calle dedicada a su nombre.
Rius, María, sindicalista muy apreciada en su tiempo (Arbeca, Lérida, 1909-?). Hija de trabajadores, no pudo tener instrucción. Comenzó a trabajar a los 9 años como aprendiza de camisera, Trasladada a Barcelona a los 18 años, pronto «se entusiasmó por las luchas sindicales y formó parte de la junta del sindicato del vestido. Poseía el carnet nº 1 de su sindicato. Su temperamento dinámico y resuelto la inclinó hacia actividades más radicales. Fue, pues, una militante de acción. A tal característica se debe que Maria Rius, habiendo ejercido muy pocos cargos representativos en la organización, fuese, sin embargo, una de las compañeras más conocidas y apreciadas en los medios de la CNT y en los grupos anarquistas» (Lola Iturbe). Sobresalió particularmente en la lucha por la libertad de los presos.
En 1924 fue detenida al encontrarse en su casa un verdadero arsenal, y condenada a 8 años de prisión. Para defender la inocencia de un condenada a muerte, juró ante el juez que en el momento del hecho —un atraco en Sabadell—se encontraba con ella en una situación muy íntima. Esto salvó la vida del acusado, pero significó la ruptura con su compañero. Tuvo que huir a Francia al ser descubierta como la organizadora de un plan de evasiones. De regreso en Barcelona tras la caída de Primo de Rivera, María intervino decididamente en las movilizaciones de mujeres que en el momento de la proclamación de la República asaltó la cárcel de mujeres y llegó hasta la Generalidad para exigir la liberación de los presos de la Modelo. Durante la guerra civil luchó como miliciana en el frente, y al final de la contienda se refugió en Francia.
Wilson, Charlotte. Graduada en Girton y esposa de un agente de bolsa. Woodcock dice que «vestía estéticas túnicas y que había ido a vivir a una choza junto a Hampstead Heath para no compartir las ganancias de su marido». Fue miembro fundador de la Sociedad Fabiana, y en diciembre de 1884 fue elegida, junto con G.B. Shaw y otros tres más, como parte de su comité ejecutivo. Había defendido la idea de un «socialismo libre» hasta que en 1883 se convirtió al anarquismo sin dejar por ello de colaborar con la Sociedad, muy abierta ideológicamente en este primer período. Se convirtió por estas fechas en la principal colaboradora de Kropotkin y en una íntima de su círculo familiar. Entre 1886 y 1895, Charlotte fue la directora de la revista Freedom en la Kropotkin publicó parte de su obra. Volvió al frente del periódico durante la Gran Guerra pero ya alejada de su maestro con el que disentía sobre el carácter de la contienda.
x Pepe Gutiérrez-Álvarez